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Los orígenes del Sudario de Turín, según Charles Freeman.

25 de noviembre de 2014

«The Origins of the Shroud of Turin».

By Charles Freeman | History  Today, Volume: 64 Issue: 11 2014

http://www.historytoday.com/charles-freeman/origins-shroud-turin

 

Charles Freeman es un historiador académicamente independiente que se ha especializado en la antigüedad clásica y, especialmente, en el periodo del antiguo cristianismo. En cuanto a asuntos relacionados con esta bitácora, había escrito un trabajo sobre las reliquias (Cf. bibliografía, al final), y, más recientemente, ha publicado un artículo sobre el lienzo de Turín en la revista History Today, un magazine especializado que se publica también en versión on line. Por su mala cabeza, ha cometido el pecado de defender su artículo en un blog sindonista, lo que ha provocado los habituales anatemas de los adeptos, más o menos impertinentes. Aparte del mérito de su singular paciencia en esta batalla, Freeman ha escrito algunas cosas interesantes en este artículo que me gustaría comentar aquí.

Ante todo, hay que destacar que se hace en su artículo un recorrido sobre la temática del lienzo de Turín sobrio y sin concesiones a ningún tipo de exaltación. Los datos que él señala sobre la historia del lienzo y sus avatares, desde la colegiata de Lirey a la prueba de carbono 14, son los que son, sin aderezos. Pero, aparte de este recorrido por la historia del sudario, Freeman hace algunas aportaciones personales interesantes.

Él parte de un punto al que me he referido aquí en algunas ocasiones: la falta de estudios realizados por especialistas en historia del arte y de los tejidos, muy destacable en el caso del equipo de científicos norteamericanos que estudió el lienzo en 1978, conocido como STURP. No es que no hubiera entre ellos expertos en historia del arte, es que no se preocuparon de encargar el más mínimo estudio en este sentido. Más en concreto, llama la atención sobre el hecho de que no se haya sacado conclusiones del estudio de las réplicas, descripciones e imágenes conmemorativas de las exhibiciones públicas. Es este último campo el que él explota especialmente en su trabajo, a partir del grabado de Antonio Tempesta  de 1616. (Esta imagen puede verse en la versión on line. Otras sólo son consultables en la edición impresa de la revista). Todas estas representaciones muestran significativas disimilitudes respecto del aspecto actual del sudario, unas más llamativas que otras. Se puede, o se podía, ver las heridas de las dos manos, el pelo suelto llegaba a los hombros y la sangre era bastante abundante. En muchos aspectos coinciden con algunas descripciones de la época, en especial la de las monjas clarisas que repararon la tela tras el incendio de 1532. Otras diferencias menores son también observables, coincidiendo con los relatos, como por ejemplo, la presencia de la corona de espinas o el tamaño de las heridas.

Por otro lado, de las primeras copias del sudario, de sus representaciones y de las descripciones se desprende que la imagen era claramente visible al menos hasta el siglo XIX. Freeman supone que el proceso de degradación se produjo en ese siglo, fenómeno frecuentemente observado en otras telas pintadas y otros soportes artísticos.

Tejido copto. Al A’ zam. Periodo Mamluk. Siglo XIII o XIV

 

A falta de un estudio académico que compare la degradación de tejidos medievales pintados y el lienzo de Turín, Freeman lanza varias hipótesis que merecen destacarse.

En primer lugar, la presencia de carbonato cálcico, detectada por algunos estudios del STURP, sugiere la colocación de una capa de gesso para preparar el lienzo, práctica habitual en los tejidos pintados conocidos. El gesso de la Europa al norte de los Alpes, estaba formado justamente por carbonato cálcico, a diferencia del italiano. Cennini, un experto de la época, aconsejaba justamente la colocación de una capa sutilísima de esta materia sobre la que se había de pintar. Este hecho apunta a la Europa del Norte, en donde ciertos talleres, como los de Ulm o Augsburgo, tejían telas de fustán, mezcla de algodón y lino, que también explicaría la presencia de hilos contaminantes de algodón en las muestras del lienzo de Turín.

En segundo lugar, Freeman sugiere que las imágenes primeras que se conocen, empezando por el broche rescatado del Sena, que habría que fechar hacia 1350, muestran a Cristo desnudo, mientras que en las posteriores aparece con un pañolón tapando las partes pudendas. Freeman sugiere que el lienzo sufrió algunos retoques, que en el caso del pañolón, fueron debidos a la política de moralización del arte que dictaminó el Concilio de Trento en 1563.

En tercer lugar, Freeman compara la imagen del sudario con la que se utiliza en la ceremonia del Quem Queritis. Esta celebración litúrgica, que tiene sus raíces en el siglo X, consiste en una especie de representación de la Resurrección en la que las Santas Mujeres encuentran el sepulcro vacío. En ella juega un papel principal el sudario, que según testimonios antiguos, con frecuencia estaba pintado con la imagen del Cristo.

Creo que en este punto el artículo de Freeman es algo especulativo, como él mismo reconoce. Establecer la relación que él propone implicaría un mayor conocimiento de fuentes documentales, que hoy en día parece no estar a nuestro alcance. Eso no impide que la hipótesis no sea coherente y deba tenerse en cuenta, así como tampoco enturbia los valores de conjunto del artículo que ya he señalado antes. Para decirlo directamente, no tiene nada que ver con la literatura sindonista, a medio camino entre la historia ficción y la producción piadosa. Es uno de los pocos trabajos serios en el campo del estudio del lienzo de Turín, que merece leerse y tenerse en cuenta. Y eso ya es mucho.

 

 

Bibliografía de Charles Freeman:

  • The World of the Romans: Illustrated Encyclopedia of World History. Oxford University Press. 1993.
  • Egypt, Greece and Rome: Civilizations of the Ancient Mediterranean. Oxford University Press, 1996.
  • The Legacy of Ancient Egypt. Facts on File/Checkmark Books. 1997.
  • The Greek Achievement: The Foundation of the Western World. Penguin Books, 1999
  • The Closing of the Western Mind: The Rise of Faith and the Fall of Reason. Knopf, 2003
  • D. 381: Heretics, Pagans, and the Dawn of the Monotheistic State. The Overlook Press, 2009
  • A New History of Early Christianity. Yale University Press, 2009
  • Sites of Antiquity: From Ancient Egypt to the Fall of Rome, 50 Sites that Explain the Classical World. Blue Guide, 2009
  • The Horses of St. Mark’s: A Story of Triumph in Byzantium, Paris, and Venice. The Overlook Press, 2010
  • Holy Bones, Holy Dust: How Relics Shaped the History of Medieval Europe. Yale University Press, 2011

 

Biografias consultables on line:

http://en.wikipedia.org/wiki/Charles_Freeman_(historian)

http://yalebooks.co.uk/author_display.asp?sf1=name_exact&st1=CHARLESFREEMAN

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From → 2.3.Otros.

2 comentarios
  1. Temo que me voy a poner en plan rollo, así que les pido disculpas por ello.
    Si hay un tema relacionado con la Sábana Santa en el que confieso mi absoluto fracaso en llegar a conclusiones fiables es, precisamente, el estudio de las copias de la misma. La primera razón para ello es que no hay forma de elaborar una cronología fiable. Les pongo un ejemplo. Una de las copias más conocidas es la de Santiago del Estero en Argentina. Según un antiguo documento fue un regalo del Papa a los Reyes Católicos, pero en la imagen aparece la reproducción de las quemaduras producidas por el incendio de 1532 fecha en la que Fernando llevaba 16 años de cuerpo presente e Isabel 28. Por si fuera poco, otro documento señala que fue una donación de Felipe II.
    Otro más. Me imagino que habrán oído que la copia más antigua conservada es la de Lierre en Bélgica que está datada en 1516 por una inscripción que aparece en la misma tela. No obstante, en Lisboa existe la tradición de que una de las copias que allí se conservan es de 1507, no obstante no hay ningún documento fiable al respecto. Eso sí, las dos imágenes son muy similares hasta el punto de que algunos sindonólogos creen que la de Lisboa no es una copia del original sino de la conservada en Lierre. Supongo que así evitan preguntarse el porqué el Cristo de Lisboa tiene los brazos encadenados (el de Lierre no lo están, por cierto).
    Pensé entonces centrarme sólo en las que tuvieran una datación «cierta» pese a la sospecha de que las fechas que aparecen en las propias copias no son siempre fiables. Por ejemplo, en la de Lierre aparece la fecha de 1516 y unos agujeros que se pensaba se habían producido durante el incendio de 1532. ¿Hubo un incendio anterior o la fecha está equivocada? Lo sindonólogos sostienen los primero pero yo no lo tengo tan claro porque la misma disposición de agujeros sin los remiendos -que sí aparecen como ya dije en Santiago del Estero, por ejemplo- están presentes en las copias de Navarrete (fechada en 1568), Guadalupe (mismo año) y Alcoy (1571) así que no me parece descabellado pensar que la fecha real de la de Lierre sea 1561.
    Éstas dos copias son , precisamente, las que me hicieron tirar la toalla. Las dos están fechadas en el mismo año, las dos presentan inscripciones que aseguran que las copias se realizaron en el mismo Chabery (sic) en junio de 1568. Tendrían por tanto que ser muy similares y se parecen como un huevo a una castaña. Si incluyéramos una tercera pieza de datación muy similar, la que perteneció a la Casa de Alba (sí, la que aparece en la poesía de Lope de Vega acerca de la muerte del torero bastardo de los Alba) y que fue donada al monasterio de Nuestra Señora de la Laura en Valladolid y que es de 1567 ya podemos llegar a la conclusión de que los copistas de la Sábana Santa o tenían una imaginación muy viva o sólo trabajaban si estaban como una cuba. Tres copias más o menos contemporáneas y no se parecen en nada. Distinto rostro, pelo, posición de las manos y de los pies… Si ampliamos a la de Alcoy de 1571 ya es para cortarse las venas con una cuchara de palo porque logra el «milagro» de no parecerse a ninguna de las otras tres. Como para sacar ninguna conclusión de este sindiós, como diría Saza.
    Perdón por el rollo.

    • Yo no lo veo rollo, sino una una muy adecuada precisión sobre la imprecisión de las dataciones en general y de estas, en particular. En mi opinión, si algún fallo tiene el artículo de Freeman es que trabaja sobre una confianza no contrastada en el valor testimonial de réplicas, representaciones y descripciones. No sé si ya lo he dicho, pero ya se lo comenté a él en el blog de History Today. Trabajar sobre la base de que no ha habido ninguna modificación o retoque (o incluso suplantación o datación incorrecta) de las reliquias, me parece caminar en un terreno resbaladizo.

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