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Dan Scavone: Mesarites, de Clari y el Vir dolorum. Tótum revolútum.

23 de agosto de 2016

The «Man of Sorrows» also resonates Nicholas Mesarites’ and Robert de Clari’s texts, both who referred to the shroud in Constantinople in 1200 as gradually rising or standing up. (Daniel Scavone: “GREEK EPITAPHIOI AND OTHER EVIDENCE FOR THE SHROUD IN CONSTANTINOPLE UP TO 1204”, p. 3. Sin datos editoriales, consultado on line, https://www.shroud.com/pdfs/scavone.pdf, 13/08/2016 11:52.

Traducción: “Los textos de Nicolás Mesarites y Robert de Clari, que se refieren a un sudario en 1200 en Constantinopla que gradualmente se levantaba o ponía en pie,  resuenan en el tema del Vir dolorum.”

Si Ud. lee este texto y no tiene conocimientos previos de qué va la cosa, lo más probable es que haya entendido que existen dos testigos que describen cómo un sudario con la imagen del Cristo se pone en pie en torno a 1200 y que esto es lo que vuelve a pintarse, más o menos exactamente, en el motivo del Vir dolorum. Es decir, habrá sacado una idea totalmente equivocada de lo uno y de lo otro. Para empezar, el único que habla de un sudario del Cristo que se levanta o pone en pie hacia 1204, es de Clari (enlace). Dice que en el lienzo, que se exhibía en la iglesia de Santa María de las Blanquernas, se veía la figura del Cristo, pero no da más detalles, así que no podemos saber cómo sería esta representación ni su posible comparación con el Vir dolorum o cualquier otra imagen.

Basílica de San Prudencio de Armentia. Cristo en la tumba. Siglo XII.

 

Nicolás Mesarites, custodio de la capilla de la Virgen del Faro, que era el relicario del palacio imperial en Constantinopla, ni siquiera habla de un sudario del Cristo, sino de unos “sudarios”, en plural. “Las síndones sepulcrales del Cristo son de lino, un material de poco precio, fácil de encontrar, y todavía exhalan el olor a perfume, que no se corrompe puesto que envolvieron el indescriptible cadáver desnudo, cubierto de mirra tras la pasión” (Nicolás Mesarites; traducido a partir de Nicolotti 2011: 115 y anónimo 1985: 25). Conviene analizar las palabras de Mesarites en su contexto. Se trata de un escrito acerca de la sublevación de Juan Comneno, llamado el Gordo, contra el emperador Alejo III Ángelo, ocurrida en 1201. En su relato, Mesarites se presenta como el salvador de la capilla de Faro, merced a un elocuente discurso que convierte en un instante a los brutales agresores en tiernos corderos. Dicho en castizo, autobombo. El esquema de la perorata es evidente: presenta la capilla como una nueva arca de la Alianza. Una a una pasa revista a las reliquias que allí se encuentran y las relaciona con un episodio de la vida de Cristo, especialmente de la Pasión, sugiriendo que los asaltantes se convertirían en verdugos del Señor si atentaran contra el santo lugar, porque la capilla imperial, merced a las santas reliquias, se convierte en sí misma en la nueva Jerusalén, el lugar en el que ocurren, por sustitución, los actos mismos divinos. Así la presencia de los clavos o la corona de espinas es la presencia misma de la crucifixión. La sandalia divina repite la presencia de la andadura del Cristo. Los objetos sacros son, en sentido pleno, hierofanías en las que se presenta lo sagrado todo en uno. En este contexto, la existencia de lienzos sepulcrales y el sudario, con sus aromas celestiales, son la prueba de la resurrección del Señor, no porque en ellos se vea ninguna imagen, cosa que Mesarites nunca dice, sino porque están ahí como el mismo Cristo, igual que la sandalia, los clavos o el fragmento de la losa funeraria.  Se puede observar que habla de un cuerpo “indescriptible”, no “confuso”, como pretenden algunos sindonistas, y que se refiere a paños sepulcrales en plural en dos ocasiones diferentes, según el evangelio de Juan. Por otro lado, cuando quiere hablar de una impronta de Jesús en un tejido (el Mandylion), lo dice claramente: “impreso en una toalla” (Nicolotti 2011: 116, anónimo 1985: 26). Nada que ver con un solo lienzo. Nada que ver con imágenes pintadas “que se levantan”. Imposible la equiparación con de Clari que Scavone pretende colarnos.

 

En segundo lugar, el Vir dolorum es una forma de representación del Cristo sufriente, al que en el primer Renacimiento se suele colocar en actitud pasiva dentro de la tumba, visto de medio cuerpo y, con frecuencia, sostenido por su madre y Juan o dos o tres ángeles. En algunos casos se acompaña la imagen con la exposición de los instrumentos de la Pasión. El Cristo que aparece en estas figuraciones no se levanta de ninguna manera, como pretende Scavone; se mantiene en una posición pasiva y es una representación claramente simbólica, no de un evento evangélico concreto.

Matteo di Pacino. (Florencia 1374)

 

Seguiría dándoles detalles de cómo la retórica scavoniana conduce constantemente a todo tipo de confusiones, en las que caerán los lectores ingenuos y que serán pasadas por alto por sus admiradores incondicionales. Es algo tan viejo como el sindonismo. Realmente, ya cansa.

 

Referencia.

Nicolotti, Andrea (2011): Dal Mandylion di Edessa alla sindone di Torino, Alessandria, Ed. Dell’Orso.

Anónimo: “EXCERPTS FROM THE PALACE REVOLUTION OF JOHN COMNENUS. NICHOLAS MESARITES”, traducido del italiano por autor desconocido. Shroud Spectrum International, nº 17, part 2, 1985, pp. 23-27. Consultado on line, 22/08/2016 09:25, https://www.shroud.com/pdfs/ssi17part4.pdf

2 comentarios
  1. Odiseo permalink

    «Se trata de un escrito acerca de la sublevación de Juan Comneno, llamado el Gordo, contra el emperador Alejo III Ángelo, ocurrida en 2001.»

    Pues no recuerdo que sucediera nada de eso hace 15 años :). Sin embargo sí he leído de un tal Juan Comneno el Gordo que trató de usurpar el trono imperial de Alejo III Ángelo el 31 de julio de 1201.

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