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Manual de medicina forense sindonista (I). Consideraciones preliminares.

21 de abril de 2013

Inicio aquí una serie de entradas referidas a lo que a veces se llama pomposamente “estudios médicos” sobre el Hombre de Turín. Ya he tocado en parte el tema en otras entradas (aquí  y aquí  ), en las que hice mención de los trabajos del Dr. Barbet y las críticas que recibió, por lo que no volveré sobre ellos. Sin embargo, el tema de los “estudios médicos” merece algo más de atención.

Le pie donne al sepulcro. Pulpito de Guglielmo, Duomo de Pisa, Siglo XII



Quede claro que no soy doctor en medicina. Comparto la idea del Dr. Zugibe (otro experto sindonista) de que en temas con connotaciones exclusivamente técnicas son los expertos los que deben pronunciarse. Y, como él especificaba, los expertos en autopsias son los forenses, no cualquier especialista en pediatría o fonología. Por lo tanto, me ceñiré a dos intervenciones realizadas por forenses sindonistas en torno a las causas de la muerte del Hombre de Turín, los Dres. Bucklin y Villalaín, aunque centrándome especialmente en el segudno.  Si viene al caso hablar de algún otro, lo haré en su momento.

Pero, no siendo forense, ni siquiera médico, no me permitiré cuestionar en lo más mínimo afirmaciones concretas propias de su especialidad. Baste con plantear la reserva de que no son siempre coincidentes entre sí, ni con las observaciones de otros forenses no sindonistas. Allá se las entiendan ellos con sus discrepancias.

Hechas estas dos advertencias, voy a centrarme en aspectos no médicos de sus trabajos o en lo que podríamos llamar presupuestos metodológicos. Cuando declara un experto ante un tribunal de justicia hay afirmaciones que sólo pueden ser contrastadas por otro experto, pero también las hay que pueden ser evaluadas por un miembro del jurado sin más recursos que el sentido común y una dosis mínima de cultura. Por ejemplo, si el forense estaba borracho cuando hizo la autopsia, si es pariente del acusado o si presume de una titulación que no tiene. En esos casos, un jurado o un juez sin conocimientos especiales de medicina pueden considerar que el testimonio no es fiable. Así que me voy a constituir en jurado y someteré a los lectores o lectoras una serie de consideraciones que, en mi opinión, afectan a la credibilidad de los llamados “estudios médicos” del sindonismo.

Una consideración general: para que exista un estudio científico sobre un objeto en particular, un cadáver por ejemplo, sobre todo si ese objeto es controvertido en más de un aspecto, lo mínimo que se debe requerir es que se haya realizado sobre el objeto mismo. Algunos aspectos particulares, como la posición del cadáver o la colocación de un objeto en relación al cuerpo, pueden ser determinados a partir de fotografías, siempre que estén debidamente acreditadas y se sepa que no han sido retocadas. Pero hacer un estudio completo de una tela sin haber tenido la oportunidad de observarla directamente y con fotografías no contrastadas (en algunos casos con viejas fotografías), parece lo menos indicado para llegar a conclusiones definitivas. Que una cosa es discutir en un foro en Internet y otra sentar cátedra. Quede claro, pues, que la objeción de que estrictamente hablando ningún estudio de medicina forense ha sido hecho sobre el sudario de Turín no es baladí. Veremos a donde nos lleva el tema, que volveré a tratar más adelante.

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